La música suena, yo bailo, mi mente sueña, mis manos escriben dulce poesía inspirada en aquellas palabras.
El suave y tranquilizante sonido del piano me recuerda tu forma de andar, de caminar de moverte hacia mi.
Suave, lenta y calmada. Con ganas de deseo, como la abeja desea al polen, sabiendo que sin ella no podría vivir.
Ya que sin ella se moriría.
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